La leche es un alimento de una gran versatilidad que puede ser consumido por el ser humano de muchas formas. Desde forma líquida, tanto fría como batido o caliente para combatir la ola de frío polar que nos acecha, pasando por su transformación a productos lácteos clásicos como quesos, mantequillas o yogures, o los nuevos postres lácteos en los que casi todo está permitido.

Pero la versatilidad de la leche no se queda ahí. Es una faceta mucho más desconocida, la leche de vaca también sirve para la elaboración de una bebida de alta graduación como el vodka. A partir de una destilación cuidadosa, son varias las empresas en el mundo que se han lanzado a elaborar esta bebida espirituosa. Jason Barber, un granjero inglés de la zona de West Dorset, fue uno de los primeros en trabajar en una idea que le permitiera captar valor añadido a su producción y aumentar su rentabilidad.

¿Cómo es el proceso? Se separa la leche en cuajada y el suero lácteo por la acción del cuajo. El suero es fermentado con una levadura de cerveza especial que provoca que se transformen los azúcares presentes en la leche en alcohol. Posteriormente, este líquido es destilado y filtrado varias veces hasta que se obtiene este vodka.

Otra iniciativa interesante en este sentido se da en tierras cántabras, en concreto en la localidad de Torrelavega. Dos ingenieros, David Martínez y Rubén Leivas, han patentado un proceso capaz de fermentar el azúcar presente en la leche y convertirlo en alcohol para crear el Siderit Vodka Lactée, compitiendo con el granjero inglés por ser el precursor de esta bebida. Para producir una botella de vodka son necesarios ocho litros de leche y el proceso de elaboración lleva cinco destilaciones.

Fotos: Instagram de Black Cow y Siderit