Texas es uno de esos lugares del mundo que, sin tener la categoría de país, puede presumir de que la gran mayoría de nosotros tenemos en nuestro imaginario varias ideas de este estado legendario en el país más poderoso del mundo. Lo cierto es que Texas no es una nación, pero tiene superficie suficiente para serlo. Con algo más de 696.000 kilómetros cuadrados, bastante más que España, y una población de más de 24 millones de habitantes, cuenta con algunas grandes ciudades como Houston, San Antonio y Dallas, con unas espectaculares áreas metropolitanas. La capital del estado es Austin, mientras que una de las más emblemáticas es la fronteriza El Paso, escenario de multitud de películas de western. Uno de sus datos más llamativos es que si fuera un país independiente, Texas sería la decimoquinta economía del mundo.

Pero lejos de las grandes urbes, uno de los grandes encantos de Texas se encuentra en sus grandes territorios. Es un gran productor agrícola y ganadero, gracias a su inmensa superficie y la fertilidad de sus suelos. También representado en multitud de películas del western más clásico, sus grandes rebaños trashumantes de vacas ‘buscando las más verdes praderas’ son parte del imaginario colectivo de nuestra sociedad. Con algunas razas que fueron introducidas durante el periodo de dominación española, hasta bien entrado el siglo XIX, se ha constituido este importante sector ganadero texano. Los ranchos son la parte que aún queda de ese glorioso pasado. Uno de ellos, King Ranch, destaca por tener más de 333.000 hectáreas de terreno y mayor extensión que el estado de Rhode Island.

(Fuente de las fotos: Pixabay)