Agosto es un mes para innovar. Para conocer ciudades, vivir nuevas experiencias y olvidarse de la monotonía por unos días. Nos gusta desconectar, como a todos, pero en este blog vamos buscando señales del vacuno allá por donde nos movemos. Sea el entorno que sea. Vivimos las vacas.

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La sorpresa vacuna puede llegar en cualquier momento. Por ejemplo, durante un paseo por el centro de Burgos, esa ciudad que deslumbra a los foráneos, principalmente por la magnitud de su catedral. La ciudad del Cid, castellana como ninguna, pero que también bebe de las influencias del norte.
La histórica calle San Juan, en pleno Camino de Santiago a su paso por la capital burgalesa, acoge una pequeña tienda: ‘La casa del yogur’, con otras referencias en varias ciudades españolas. Además de otro tipo de productos tradicionales, destaca todo lo relacionado con la leche, desde la venta de leche fresca, yogures, helados, quesos, postres lácteos… Todo un paraíso para los amantes del ‘oro blanco’, que toma diversas formas en esta tienda para satisfacer a todos los consumidores. Y para captar a los más pequeños.

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Estas iniciativas no son un tema baladí. El futuro del sector vacuno de leche, tan en boga en los últimas semanas en los medios de comunicación generalistas por la crisis de precios que viven los ganaderos, tiene que estar ligado irremisiblemente al consumo. Si el mercado nacional responde, habrá más futuro para todos. Ý si es con iniciativas que fomentan el valor añadido, como en este rinconcito de la leche que encontramos en Burgos, mucho mejor.