Los alimentos funcionales no son una leyenda urbana, sino que se trata de unos productos avalados por serios estudios científicos que nos muestran que hay determinados alimentos que tienen ciertas características que son beneficiosas en algún modo para la salud humana. No se trata de creerse lo que diga cualquier papanatas, sino de atender a las recomendaciones de las entidades científicas de prestigio, en las que no avisan de que las características de un alimento, con o sin añadidos, nos pueden ayudar a tener una mejor salud.

En el mundo, cada año, casi una de cada diez personas cae enferma por consumir comida en mal estado. Una de las principales responsables es la salmonelosis: una enfermedad diarreica causada por la ingesta de comestibles contaminados con la bacteria ‘salmonella’, ya sean productos animales o vegetales. Ahora, científicos argentinos quieren proteger a través de la boca lo que por la boca entra: van en camino de desarrollar un yogur que mejore las defensas inmunes contra ese microorganismo, según ha publicado recientemente la agencia de noticias científicas DiCYT.

El proyecto, por ahora en la fase de los ensayos de laboratorio, presenta resultados alentadores. Para conferirle esa propiedad al yogur, los científicos le agregaron un aditivo especial: un azúcar complejo o ‘exopolisacárido’ que fabrica y libera al medio circundante una bacteria láctica, ‘Lactobacillus fermentum Lf2’. El añadido probó tener un doble efecto: mejoró la textura del lácteo, ya que resultó más cremoso y consistente y con menor cantidad de grumos, y también fortaleció las defensas inmunes del organismo.

En términos comerciales, tampoco se trata de un tema baladí. En tiempos como los que corren, cuando tener una diferenciación en el lineal se convierte en absolutamente fundamental para que un producto obtenga rendimiento económico, aportar funcionalidades para preservar la salud humana es todo un camino al que estar atento.