Los aficionados más futboleros conocen de sobra esa cantinela que se repite cuando un equipo está en crisis, cuando no está consiguiendo sus objetivos que se marcó al inicio de la temporada. “Lo más fácil es echar al entrenador”, se dice siempre con fingida tristeza. Es así, se trata del eslabón más débil, el que primero se rompe cuando se produce una tensión a lo largo de toda la cadena.
La metáfora sirve también para establecer lo que ocurre en el proceso de la producción agroalimentaria. También en otros muchos ámbitos económicos, no nos engañemos. Cuando hay tensiones en la cadena alimentaria, cuando se produce un desajuste económico que obliga a que un eslabón tenga que ajustarse el cinturón más de lo que sería deseable, siempre se rompe por el lado más débil. ¿Y cuál es el lado más débil en la producción agroalimentaria? El productor.
En el caso de la leche, las características propias del producto hacen que esta situación de debilidad sea bastante más manifiesta. Un ganadero de leche puede tener almacenada su producción en el tanque de leche un par de días a lo sumo. Después de 48 horas, la leche tiene que ser trasladada a una fábrica transformadora para aplicar las técnicas que permitan su perdurabilidad como alimento seguro. Es decir, un ganadero no puede optar por esperar unos meses más a vender su cosecha cuando las condiciones de mercado son malas, como sí puede hacer en determinados un agricultor, sino que tiene que dar salida a su producción a diario. O la malvende o la pierde. Es así.
En los últimos días, particularmente desde el pasado 1 de abril cuando comenzó la pasada campaña láctea, nos van llegando noticias desalentadoras de lo que ocurre en determinadas zonas de producción españolas con los ganaderos. Seguramente, los casos más graves se están dando en la montaña leonesa, con una serie de productores que están tirando su leche debido a que no encuentran un comprador. Como afirman varios expertos del sector, la situación es absolutamente insostenible para muchos de ellos.
En Living Las Vacas abogamos por un entendimiento en el sector y por una salida digna para todos los que lo conforman. Pensando únicamente con lógica mercantil, es posible que la leche de determinados productores no interese ser recogida, por cuestiones de costes de transporte entre otros. Todo es posible. Eso sí, durante años han estado tejiendo desarrollo rural, fijando población en el medio y aprovisionando de alimentos a una sociedad como la española, deficitaria en leche y productos lácteos. Que nadie se olvide.
(Fuente de las fotos: Asaja)