Ahora sí que sí. Llega el mes de julio y los más afortunados ya piensan en esos días que pasarán lejos del trabajo y del mundanal ruido, con unas vacaciones que tienen que ser aprovechadas al máximo. Desde este blog te vamos a lanzar cinco ideas en cada uno de los cinco viernes del mes de julio, por si alguien anda todavía despistado y no tiene muy claro el lugar al que va a llegar su maleta. Y como estamos realmente locos por las vacas, vamos a darle ese toque vacuno a esas sugerentes ideas.

Para comenzar, vamos a centrarnos en Cáceres. Es una de las provincias más extensas de toda la geografía nacional y cuenta con una gran variedad, desde la naturaleza salvaje de la sierra de Gata, pasando por los llanos de la zona de Trujillo, sin olvidarse de los montes de Montánchez o la vida que aporta el río Tajo a su paso.

El epicentro de la provincia es su capital. Una pequeña y acogedora ciudad, que vive de forma intensa en la calle cuando el sol se esconde en verano. Se han popularizado los bares de tapas que permiten disfrutar de las noches estivales. A pesar de haber sido reconocida hace años como Patrimonio de la Humanidad, todavía sigue siendo una de las capitales menos conocidas de España. Su centro no deja indiferente a nadie y levanta sorpresas entre aquellos que no esperan encontrarse una joya de ese calibre en la región extremeña.

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Qué hacer. Perderse por su casco antiguo. No planifique, improvise. Ascienda las escaleras de la Plaza Mayor para pasar por debajo del Arco de la Estrella y descubra miles de rincones que le llevarán a imaginar que está en la España medieval. Seguro que terminará sentado en las interminables escaleras de la iglesia de San Jorge, admirando el golpe de gracia atestado al dragón.

Qué comer. La dehesa es un lugar propicio para que las vacas pasten a su antojo y produzcan una carne irrepetible. Además de la Indicación Geográfica Protegida Ternera de Extremadura, también se cuenta con otras marcas fuertemente vinculadas a la provincia cacereña como Carne de Retinto.

Excursiones. Además de dejarse caer por las Hurdes y sus espectaculares piscinas naturales tan propicias para estos días, es obligatorio desplazarse desde la capital hacia el oeste, camino a la frontera con Portugal, y descubrir los tonos amarillos de la dehesa extremeña en verano, con su gran variedad ganadera y las razas autóctonas como la Blanca Cacereña.

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