La pregunta parece sencilla, prácticamente infantil. Pero esconde bastantes más aristas de las que podían esperarse en un principio. En esta sociedad de consumo actual, el precio en muchas ocasiones se marca por lo que un sector, una empresa o una marca consiga valorizar un producto en concreto, no realmente por lo que cueste producirlo. ¿Es razonable que en un bar o restaurante, o incluso en los lineales de los supermercados, un botellín de agua pueda valer tanto o más que un vaso de leche? Claramente, la respuesta es no. ¿Cuál es el problema? Saber vender el producto. El sector ganadero, y en concreto el vacuno de leche, tiene aquí una de sus eternas asignaturas pendientes.

En las relaciones de compra-venta de leche a pie de campo, ya se produce un primer choque entre dos opiniones dispares sobre cuánto vale un litro de leche. Para el productor que la vende, la leche debe cubrir sus costes de producción y proporcionar, al menos, un pequeño beneficio empresarial. Señalan los ganaderos, y con razón, que se trata de un alimento de máxima calidad que debe ser valorizado. Para el industrial que la compra, el precio de la leche no debe comprometer su coste final de producción para ser competitivos, porque la distribución también le aprieta por el otro lado.

Sin embargo, la gran disparidad de precios llega en los puntos de venta. Supermercados y hostelería. Ahí es donde se nota quién consigue valorizar la leche y quién no lo logra. No es raro encontrar en supermercados ofertas por la leche, con los que se regalan otros productos de la cesta de la compra, que hacen bajar el precio de la leche a valores ridículos alrededor de los 0,50 euros por litro de leche. También hay ofertas en los quesos, pero ahí la situación ya es diferente. Lógicamente se tienen más costes de producción, pero dejando ese dato a un lado, cualquier queso loncheado consigue que el litro de leche pueda llegar a los 1,30 o 1,40 euros, teniendo en cuenta los litros necesarios para fabricar un queso de vaca. Y si se consigue crear marca, con quesos que fomentan más el marketing dirigido al público infantil que la propia calidad del queso, el precio del litro de leche puede llegar hasta cerca de los 3 euros. ¿No valía el litro 0,50 euros? Pues depende. Eso sí, nada comparable con lo que cuesta un descafeinado de sobre en un restaurante. No hace falta ir al Celler de Can Roca para que un vaso de menos de un cuarto de litro de leche te cueste 2 euros. Hagan sus cálculos…