P-210 son unas siglas que posiblemente no digan demasiado. Si se añade que es la ‘ruta de los pantanos’ de la Montaña Palentina, todo empieza a cobrar un sentido. La información se completa cuando se sabe que P-210 es el nombre de la carretera comarcal que une las localidades de Velilla del Río Carrión y Cervera de Pisuerga, en la que se pasa por paisajes de ensueño, pequeños pueblos con el tiempo detenido y cuatro embalses que dan nombre a esta ruta. Son los de Ruesga, Requejada, Camporredondo y Compuerto.

La ruta es ideal para hacerla despacio, a fuego lento. Detenerse con el automóvil en cualquiera de las cunetas para admirar la flora y la fauna que está cubierta por nieve buena parte del año y que sale a la superficie con esplendor cuando los rayos de sol comienzan a salir a la superficie. Sus 55 kilómetros de curvas continuas pueden tomarse como todo un ‘safari fotográfico’ sin salir de la vieja Castilla.

No hay leones, tigres ni panteras. Obvio. Pero sí pueden observarse truchas en los ríos, corzos y osos pardos en las montañas si uno tiene mucha suerte, y caballos y vacas en un régimen de producción totalmente extensivo. Además, a poca distancia se encuentran algunos de los picos de montaña más emblemáticos de la Cordillera Cantábrica, como el Curavacas, Peña Redonda, el Espigüete o Peña Prieta.

Lo mejor de la ruta son sus pueblos. Localidades como Camporredondo de Alba o Triollo, que parecen anclados en el pasado con pocas ganas de instalarse en el siglo XXI, pequeños pueblos como San Martín de los Herreros en los que las vacas pastan alegremente junto a la iglesia o restaurantes en los que se puede degustar la magnífica carne de potro y de ternera criada en los alrededores. Sin duda, merece la pena.