No es la primera vez que en este blog nos declaramos amantes empedernidos de la bella región gallega. No sólo nos gustan sus montes y sus costas, su variedad de paisajes, su gastronomía de altísima calidad, el carácter humilde de sus gentes y su exaltación del carácter rural. Además de todo eso, que de por sí ya serviría para tener a Galicia en los altares, hay que tener en cuenta la estrechísima relación que existe entre esta comunidad autónoma del noroeste español con ese sector vacuno del que tanto nos enorgullecemos, en especial con un vacuno de leche que continúa siendo uno de los grandes motores de la economía gallega.

Por esa razón, desde el pasado domingo hemos vivido entre la indignación y la angustia. Una indignación por ver cómo ardían los montes gallegos en una acción que desde las administraciones públicas se ha señalado como intencionada y coordinada. Una angustia por todas esas personas que en la región española con más número de núcleos rurales se afanaban por impedir que el fuego destrozara sus vidas. Durante esta semana, nos hemos sentido más gallegos que nunca y hemos entendido la verdadera dimensión de la palabra ‘morriña’, un término que sólo se podía haber inventado en Galicia.

Ahora llega el momento de la recuperación de los daños causados, del regreso a la normalidad y del coraje de un pueblo que se ha visto golpeado por numerosos castigos a lo largo de la historia, pero que nunca se dio por vencido. Para nosotros, que tanto le agradecemos a Galicia todo lo que ha dado al sector vacuno español, únicamente nos queda animar a todos nuestros seguidores, que se cuentan por legión, a que se programen su próxima escapada a este maravilloso rincón del planeta. Galicia bien lo vale.

(Fuente de las fotos: Vacuno de Élite)