No queremos entrar en comparaciones ni desmerecer a nadie, ni decir que otras provincias españolas no pudieran entrar en la misma clasificación en la que los locos de Living Las Vacas hemos decidido meter a Lugo, pero lo cierto es que esta provincia gallega se merece un capítulo especial de nuestro blog por su carácter lácteo. Pocas zonas de la geografía nacional, a excepción de otras provincias del norte peninsular, pueden presumir de tener una tradición, un músculo y una estructura tan bien definida del sector lechero como Lugo.
En esta ocasión, se trata de rendir tributo no sólo a su condición rural y ganadera, sino también a su turismo, sus bellos rincones y sus recónditos paisajes, fuera en muchas ocasiones de las rutas turísticas más destacadas.
Un buen epicentro para conocer la provincia lucense es su capital. Se trata de una ciudad tranquila, sencilla, en la que sus murallas romanas se convierten en un gran referente. Es buen ejemplo de ese Lugo interior, de pequeños pueblos y protagonismo del ganado vacuno.
Desde allí se puede hacer visita a O Cebreiro, ya muy cerca de la frontera con la provincia de León, el más bello enclave sin duda de todos los que hay en el Camino de Santiago, con sus particulares pallozas y una iglesia que rezuma leyendas por los cuatro costados. Otra buena opción es acercarse al sur de la provincia, realizar una incursión en la vecina Orense y disfrutar con sus montes.
Sin embargo, Lugo también puede presumir de mar. Con una costa agreste, que invita a la reflexión y a las fotografías, la provincia lucense también puede presumir de tener una de las playas más icónicas de la amplia costa española. Se trata de la playa de Las Catedrales, en la que sus famosas e imperiales rocas hacen de su visita un momento único.
(Fuente de las fotos: Diputación de Lugo)